Granjas de belleza para adolescentes

En épocas no tan remotas, los chicos se interesaban por aprender cómo se encendía un fuego con dos palitos o piedras. Pero los adolescentes de hoy en día, e incluso sus hermanitos más chiquitos, apuntan a otros saberes. Por ejemplo, cuál es la mejor máscara facial para relajar el rostro y cuál es el plato más nutritivo y sano para enfrentar con energía un día que combina exámenes y cuentas, clases de tenis, de piano y español por la tarde, eventuales llamadas telefónicas y e-mails para planificar las numerosas citas del día siguiente. Resultado: mucho estrés. Remedio: tratamientos estéticos anti-estrés.



La "era de la inocencia", desdibujada por la competencia y devorada por la voracidad del consumismo, se está convirtiendo en el blanco de muchos comerciales y mercados tradicionalmente focalizados en un público adulto. Según la revista Time, una de las industrias que decidió recientemente sumarse a la carrera por seducir a esta generación de chicos que ya no son tan chicos pero que todavía no son adultos es la de la salud y el bienestar. Los masajes, los tratamientos estéticos y los cursos nutricionales destinados a los que tienen menos de 18 años están experimentando un verdadero apogeo en unos 10.000 "spas" de los Estados Unidos donde no sólo papá y mamá pueden disfrutar de sus servicios de relax, sino también hijos y nietos.



El año pasado, entre los 33 millones de adolescentes norteamericanos, gastaron cerca de 20.000 millones de dólares en productos de belleza y salud. La razón de este éxito, según los operadores del sector, es que el estrés hoy no perdona a nadie. Y ahora en lugar de vacaciones en el campo o salidas con los amigos, los jóvenes y los chicos optan por un par de horas y por qué no una semana en una "granja de belleza" para recuperarse de la cotidianeidad cargada de fatiga.



Inaugurado en junio, el espacio SPAhhhT del Hyatt Regency Hill Country Resort & Spa de San Antonio, en Texas, está enteramente dedicado a la belleza de los jóvenes: tatuajes con henna, pedicuría y manicuría (con particular atención en el esmalte de las uñas), masajes y peluquería "fashion". El gerente general del instituto, David Phillips, cuenta cómo nació la idea en el sitio web de la compañía: "Nuestra clientela adulta nos venía pidiendo un espacio reservado para sus propios hijos y el SPAhhhht fue nuestra solución". Para que resultaran más atractivos, desde un punto de vista arquitectónico, los espacios se parecen más a una disco que a una aburrida estación termal.



Y dio resultado: en un mes pasaron por allí cerca de 700 chicos que disfrutaron, entre otras cosas, de tratamientos faciales (25 minutos a cambio de 40 dólares) y tatuajes con henna (entre 4 y 20 dólares). Dado el éxito de la propuesta, la cadena Hyatt decidió abrir programas similares en otros 8 hoteles. "Si no es el estrés lo que motiva a los jóvenes a querer verse bellos y sanos es la obsesión por el aspecto físico alimentada por los medios", admite Breanna Ellis, una adolescente de 15 años que, cada seis semanas, se hace un tratamiento facial en el Belle Visage Day Spa en Studio City, California.



"Nuestra sociedad te presiona: si no sos linda, te quedás afuera". Y esto también es válido para los varones: el 30 por ciento de la clientela del Belle Visage está compuesta por chicos de entre 11 y 20 años, el 18 por ciento son varones que pagan 55 dólares por un pulido de rostro contra el acné. Cuando en enero próximo inaugure el Loews Colorado Bay Resort, un spa en San Diego de casi mil metros cuadrados con áreas dedicadas a la tintura temporaria del cabello, a diferentes decoraciones del cuerpo y a clases de "fitness" para adolescentes, la compañía decidirá si abrir o no otros 18 centros por el estilo.



Cerca de Filadelfia, el Julian Krinsky Canyon Ranch Young Adult Summer Program, un programa de verano que funciona con el patrocinio del ultralujoso spa Canyon Ranch, enseña a los jóvenes a llevar un estilo de vida sano e inteligente. "Este programa te cambia la manera de pensar", filosofa Genna Epstein, una adolescente de 15 años que ya va por su segunda experiencia en esta granja de belleza. Para poder pasar aquí tres semanas, hay que gastar como mínimo 3.900 dólares. "Cuando un chico sale de aquí y va a un restaurante sabe diferenciar lo que come" asegura la dueña del spa Tina Krinsky. Otra que encender un fuego con dos palitos...

Traducción de Claudia Martínez. (c) La Repubblica.





Fuente: Clarín, 23 de julio de 2003 Año VII N° 266